
Estas problemáticas no son ajenas, extrañas o indiferentes a la Iglesia; ella vive en este mundo y tiene una palabra que decir ante cada una de esas situaciones y lo hace porque vive dentro de esas problemáticas y le interesa su solución. ¿De qué manera?
El Concilio Vaticano II insistió en una verdad fundamental: como bautizados, cada uno de nosotros es Iglesia. La Iglesia ha sido fundada para hacer lo mismo que su fundador Jesucristo: servir a los hombres.
Por eso la reflexión en torno a la dimensión social de la vida humana ha sido una constante en la vida de la Iglesia desde sus inicios. A esto se le denomina enseñanza o doctrina social de la Iglesia.
A continuación conocerás su definición y características: