3. PRINCIPIOS Y VALORES DE LA DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA

Las relaciones humanas se encierran en un círculo de violencias, guerra, represiones que muchas veces resulta imposible romper. El afán de ser los primeros, de dominar, someter a los demás destruye la unión con los otros. Entre los hombres surgen deseos de: “insaciable dominio, afán exagerado de poseer; excesiva preocupación por lo “propio”; discriminación hacia los demás; una “manipulación de la justicia”. Comprobamos efectivamente son estas las relaciones que rigen la convivencia de la humanidad. ¿Son estos los principios y valores que las personas dan a sus existencias, heredan de la sociedad que los vio crecer?
Veamos a continuación qué principios y valores encontramos en la Doctrina Social de la Iglesia que nos ayudan vivir en armonía:

1. LA DIGNIDAD DE LA PERSONA HUMANA Hemos sido creados a imagen y semejanza de Dios y hemos sido invitados a vivir en Comunión con El. Dios nos creó con libertad, voluntad e inteligencia para que buscando y amando la verdad fuéramos felices en relación con nuestros hermanos. De esta fuente última brota nuestra dignidad única e inalienable. Por obvio que parezca hoy más que nunca hay que afirmar la dignidad inalienable de la persona humana. Éste es el siglo de los grandes humanismos y paradójicamente lo es también de las peores violaciones de la dignidad humana. La Iglesia ha defendido siempre la dignidad humana, especialmente de aquellos que parecen menos “útiles” a la sociedad: los no nacidos, los ancianos, los enfermos, los más pobres.

2. LOS DERECHOS HUMANOS Son los derechos que se siguen de la dignidad de la persona humana y, como ella, tienen su fundamento en el hecho de que somos imagen y semejanza de Dios. Sin creer en Dios difícilmente se pueden defender los derechos humanos sin caer en errores o interpretaciones arbitrarias de éstos a favor de intereses de alguna determinada clase social, ideológica, política o intereses comerciales, económicos, etc.

Cada persona es lo primero en el orden social porque los deberes y derechos, el bienestar y el malestar, la felicidad y la desdicha atañen al ser humano individualmente. De nada serviría una sociedad “buena, progresista, igualitaria” en la que cada persona no consiguiera ejercer sus derechos, ni alcanzara el necesario bienestar material y espiritual, ni gozara de la felicidad temporal, ni usara los medios necesarios para salvarse.
 
3. LA SUBSIDIARIEDAD Este principio garantiza el justo y sano equilibrio de las relaciones humanas, en el ejercicio libre de los derechos y deberes sociales. Se apoya en la obligación solidaria de las personas de prestarse subsidio, subvención. Según su definición este principio “impide que una estructura social de orden superior interfiera en la vida interna de un grupo social de orden inferior. Privándole de sus competencias, y promueve que esta estructura social superior sostenga a la inferior en caso de necesidad y la ayude a coordinar su acción con la de los demás componentes sociales, con miras al bien común. Por ejemplo, supongamos que un grupo de personas funda un club de fútbol. Este club será la estructura inferior. El deporte está dentro de los objetivos educativos del Estado, que será la estructura superior. El club tiene derecho a su propia organización interna e iniciativa privada siempre y cuando sus fines no se aparten de los fines del común que es la educación. 
El Estado tiene la obligación de promoverlo en ese sentido. ¿Para qué sirve este principio? Para evitar que el Estado intervenga en todo y limite la iniciativa de las personas y las instituciones. 
También sirve para obligar al Estado promover las sociedades intermedias y pequeñas con el fin de asegurar la preocupación por la persona concreta. Este principio actúa como remedio contra las ambiciones de poder del hombre; dictaduras personales, partidos o gobiernos totalitarios o tiranos. 

4. LA PARTICIPACIÓN EN LA VIDA SOCIAL Participar significa “tener parte”, del latín “partem cápere”. Puede indicar tomar parte en algo. Entonces, toda persona debe tener acceso a todas las formas de intervención en las actividades de la sociedad, para hacer factible que cada persona sea una protagonista real en la historia de la humanidad en la medida de sus posibilidades y vocación individual. Esta participación enriquece a la persona, la hace sentirse útil instrumento de su perfeccionamiento y ser sujeto dinámico del bien común y desarrollo de su país. 
La participación se concreta en que: 
· Todos los hombres tengan acceso a la educación, a la evangelización de la fe, a capacitarse para un trabajo, al ejercicio de su libertad. 
· Todos los hombres con mayoría de edad a ejercer un oficio o profesión y aportar su esfuerzo al bien común 
· Todos los trabajadores en ejercicio deben recibir de alguna manera parte de los beneficios de la ganancia del esfuerzo común de su centro de trabajo. 
· Todas las personas que trabajan y ganan su sustento tienen derecho a ahorrar y tener acceso al crédito y a la propiedad privada y disfrutar del destino común de la riqueza. 
· Todo ciudadano, como miembro de la sociedad política tiene derecho a intervenir en las decisiones importantes de la vida pública. 

5. LA SOLIDARIDAD La solidaridad es una necesidad del corazón humano que busca plasmarse en las estructuras sociales. La Doctrina Social de la Iglesia tiene en esta virtud uno de sus principales fundamentos. Esta solidaridad brota directamente del Evangelio: “Si alguien te pide el manto, dale también la túnica”. (Lc 6, 29) “Esta viuda ha dado más que ninguno porque ellos daban lo que les sobraba; ella, en cambio, dio de los que tenía para vivir”. (Lc 21, 2)

6. EL BIEN COMÚN 
El Bien común trascendente es Dios, porque es el fin último que debe ser buscado por la sociedad. El Bien común temporal es el conjunto de medios vitales y morales, que toda sociedad debe procurar, para que sus miembros puedan alcanzar los fines de su vida, su felicidad terrena. Conviene distinguir bien común y bien personal. 
El primero, puede ser participado por todos y cada uno de los miembros de una comunidad humana, y si bien es cuantitativamente y cualitativamente diferente del bien personal, no lesiona ni excluye a este, sino que lo completa y enriquece. Por ello, no se puede abusar del bien común para sacar provecho personal. Este principio prioriza el nivel moral sobre el material y constituye un criterio para obrar humanamente en cualquier circunstancia de tiempo y lugar. 
El bien común se logra progresivamente porque tiende a la vida social como a la virtud y los ideales de la sociedad se logran a medida que los hombres mejoran y se perfeccionan personalmente.

Propuesta de trabajo

1. Describe tres hechos noticiosos donde se atente contra los principios de la DSI y dos noticas en que sí se cumplen estos principios.  Explica porqué en cada caso. (Indica la fuente de las noticias y fecha)

2. ¿Cuál es el principio más importante del cual se derivarían los otros? ¿Por qué?

3. Explica con cuatro razones por la que el Bien Común no se practica en la realidad peruana

4. Luego de analizar estos principios y valores de DSI, selecciona 4 principios y explica 4 deberes que tendrás como ciudadano y creyente para hacer realidad dichos principios.